07 agosto, 2009

Primeras hadas

Para no interrumpir los dibujos del 2006, dos alegres hadas.

NINFAS (correctamente ‘las doncellas jóvenes’), divinidades inferiores de la naturaleza que moran en arboledas, bosques y cuevas, junto a manantiales, arroyos y ríos; en algunos casos también en islas solitarias. Las ninfas de los montes, los bosques, los prados y las fuentes (llamadas por Homero hijas de Zeus, aunque Hesíodo hace a las ninfas de las colinas y los bosques junto a las propias colinas y bosques hijos de Gaia) aparecen como los espíritus benevolentes de estos lugares, y llevan una vida de libertad, a veces tejiendo en grutas, a veces bailando y cantando, a veces cantando con Artemisa o deleitándose con Dioniso. Aparte de estas deidades son especialmente Apolo, Hermes y Pan quienes están dedicados a ellas y buscan su amor, mientras los lascivos sátiros están también continuamente a su espera.
Están bien predispuestas hacia los mortales y listas para ayudarlos, a veces incluso casándose con ellos.
 Las propias Musas son en su origen ninfas de las fuentes. La creencia popular asignaba a las ninfas en general una vida extremadamente larga, sin inmortalidad real.
Gozaban de honores divinos desde los tiempos más remotos, originalmente en los lugares en los que tenían poder: fuentes, arboledas y grutas.
En épocas posteriores se les construyeron templos propios llamados Nymphæa, incluso en las ciudades. Éstos llegaron finalmente a ser edificios magníficos, en los que se acostumbraba a celebrar bodas. Se les ofrecía cabras, corderos, leche y aceite. En las obras de arte eran representadas con la forma de doncellas encantadoras, ligeras de ropa o desnudas, con flores y guirnaldas.

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